jueves, 26 de enero de 2017

ANIVERSARIO DEL PROYECTO Y AGRADECIMIENTOS

Tal día como hoy, exactamente hace un año, estrené este blog para dar una forma más consistente a mi Proyecto.
La verdad es que nunca os he explicado cómo llegué a pensar en él.
Desde que en casa nos enfrentamos al ERE y posterior paro, (seis años atrás) he recibido, de manera espontánea y sin ni siquiera haberlo pedido, ropa de muchas madres de mi entorno, tanto amigas como conocidas y vecinas, que sabían de mi situación  y gracias a ellas, he ido
tirando.
Cuando mi padre enfermó, ya rondaba por mi cabeza la idea de que, al igual que a mí me ofrecían ropa para mis niñas, yo podía ayudar a otras madres que lo necesitasen devolviendo el favor, es decir, que si yo tenía la grandísima suerte de recibir, debía también dar como parte de una larga cadena de favores, de mamá a mamá.
Después, una vez que perdí a mi padre, me prometí a mí misma hacerlo por él. Y no es algo fácil para mí, os lo aseguro. Para las que no me conozcáis demasiado, os diré que soy una persona discreta y razonablemente introvertida, de ese tipo de personas que prefieren observar y escuchar antes que hablar.
Esta iniciativa me obligaba no ya a pedir para mí misma, sino a pedir para los demás. En realidad, aún no sé de dónde saqué fuerzas para ello. Lo que sí os puedo asegurar es que en mi camino nunca me sentí sola, porque siempre he tenido una amiga dándome la mano. Se trata de una mujer tan sencilla como noble, fiel a sus amigos, sincera, impulsiva y tan loca como para seguir y aceptar todas mis ideas, aunque fuesen en apariencia irrealizables. Gracias a su incondicional apoyo no he renunciado a nada, todo lo que me propuse lo hice con su ayuda. Esta amiga y compañera del alma, se llama Virginia.
Por lo demás, a lo largo de este año he disfrutado de la complicidad y ayuda de diferentes personas y por ello, quiero expresar mi especial agradecimiento:
* a Carlos y Marisa, por poner a mi disposición su cafetería La Terracita (desde que comencé en enero hasta noviembre de 2016) para facilitar la entrega de donaciones, ocupando su cuartito con bolsas y bolsas que guardaron, con infinita paciencia, hasta que yo pudiese recogerlas.
*al Colegio Sagrado Corazón de Jesús, por el tiempo que duró su apoyo
*a los distintos establecimientos donde consintieron que pegásemos, en su misma puerta, el cartel informativo del Proyecto
*a todas aquellas madres que, estoicamente, soportaron mis continuos ataques a su móvil con mensajes para que me los difundiesen (Esther, Tere, Rosa, Mari Jose  .......)
*a mi amiga M.M, como a ella la gusta que la nombre, no solo por difundir sino por implicarse a fondo en todo lo que yo la consultaba, así como en dar publicidad a mis campañas y conseguirme donaciones, tanto personales como de su propio centro de trabajo
* a mi amiga Tere por decirme y hacerme creer que mi labor era necesaria, así como por su donación para la campaña perruna pese a no tener, ni siquiera, animales domésticos
* a mi amiga Mari Jose, de igual manera, por su especial complicidad y donación personal a una futura madre que lo necesitaba con urgencia
*al grupo de Scouts de Fuencarral, que me recibieron con los brazos abiertos y sin cuya colaboración, la campaña para la Protectora de animales hubiese fracasado por completo
*a todas las madres, de Fuencarral y sin ser de Fuencarral, que me han mostrado su empatía y generosidad con cada una de sus donaciones
*al APA, por dejarme almacenar allí las bolsas con los uniformes donados y que, en principio, nadie me pedía
*a Jesús por una entrañable mañana en una cafetería, intercambiándonos ideas y propuestas
* a la Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, por publicarme un artículo acerca del Proyecto
* a la Hermana Ana María, por colaborar con nosotras en nuestra propuesta de visita a una residencia y por las palabras llenas de amabilidad y cariño que siempre nos dedica
*al Padre Lorenzo, coordinador del voluntariado de la Residencia Mirasierra por guiarnos y acompañarnos en nuestra visita a la misma, así como al grupo de voluntarios de la parroquia Divino Salvador con el que realizamos la visita, que resultó ser tan amistoso como entrañable
*a Gema, Rocío y M.M por sus preciosos Christmas, de parte de ellas mismas y de sus hijos-as para los ancianos de la Residencia
*a mis vecinas Pepi y Silvia por su particular interés en las campañas y por sus donaciones
*a mi querida amiga Pili y a sus compañeros de trabajo, Mari Carmen y Julio, que han sido en extremo generosos con sus donaciones
*a mis suegros, por permitirme almacenar la ropa donada en espera de ser entregada en su trastero
*a mis niñas por toda la atención y ayuda que me han prestado en mis consecutivas campañas, ofreciéndose a transportar bolsas de ropa que pesaban lo suyo desde la cafetería hasta casa para, después, clasificarlas por edades
*y en especial a mi marido, por aceptar mis peticiones referentes al Proyecto sin pedirme explicaciones de nada, por realizar desplazamientos con el consiguiente gasto de tiempo y gasolina para recoger donaciones "pesadas" en domicilios particulares, por acarrear con bolsas y llevarme de un lado a otro cuando lo necesitaba, por crearme de la nada la página web dada mi incompetencia informática "absoluta" y por compartir, en cualquier caso, mi entusiasmo y mi desilusión, mis penas y mis alegrías, mi mal humor y mi felicidad según me fuesen las cosas en cada campaña
*finalmente, quiero agradecer cada sonrisa de quien recibió porque por cada una de ellas, yo decidí seguir adelante.





viernes, 20 de enero de 2017

CONFESIONES DE UNA MADRE: EL LEGADO DE LOS PADRES, LO QUE SOMOS Y LO QUE SOÑAMOS SER

Esta mañana y de forma casual, como consecuencia de una conversación con un familiar muy querido, me he puesto a pensar en lo que, cada uno, recibimos de nuestros padres.
He pasado un mal rato porque, como muchas sabéis, mi padre se fue hace un año dejando atrás el sufrimiento físico y emocional que, de forma desproporcionada e inmisericorde, provoca el cáncer.
Sin embargo y pese a mi tristeza, he llegado a bastantes conclusiones que resultan ser muy válidas para mi día a día y que son las siguientes.
Cuando aún eres un niño, tus padres son super- héroes con poderes especiales, porque todo lo saben, todo lo pueden y, además, todo lo hacen bien. Son nuestra guía, nuestro patrón de conducta y, en definitiva, el modelo del que aprendemos a dar cada respuesta frente a los distintos acontecimientos que nos presenta la vida misma.
Cuando somos adolescentes, descubrimos que nuestros padres se han convertido en "seres humanos" porque ya no son tan perfectos, sino que tienen también sus defectillos: sí, por ejemplo ese repentino mal humor cuando llegamos tarde a casa o cuando les contestamos porque parece que aún no son conscientes de que ya hemos crecido o, sin ir más lejos, esa incomprensible e insistente obsesión suya por la limpieza y orden de nuestro cuarto.
Cuando llegamos a la madurez, lo que empieza a preocuparnos es su salud porque ellos ya son ancianos  y en este delicado momento, es cuando intercambiamos los papeles y somos nosotros los que les protegemos, les cuidamos y tratamos de brindarles todo tipo de comodidades.
Y finalmente, cuando son ellos los que ya se han ido, no nos planteamos ya nada de esto, porque lo único en que pensamos es en todo aquello que nos dejaron.
¿Y cuál es el legado que nos queda de un padre o de una madre cuando se va? pues la respuesta es simple: no es lo que "tuvieron", sino lo que "fueron" porque como hijos suyos, tomaremos su relevo y, por ende, trataremos de andar nuestro propio camino imitando sus pisadas. 
Esta es la razón por la que, con tan solo contemplar a mis padres y conforme al ejemplo que de ellos recibí, sé la madre que buscaré ser yo:
Trataré de ser aquella madre que nunca deja de pensar en sus hijos y, por supuesto, jamás renunciaré a protegerles. Destacaré sus cualidades con entusiasmo y respecto a sus errores, solo servirán para que renueve, una y otra vez, mi plena confianza en ellos.
Cuando las cosas vayan mal, secaré sus lágrimas, pero de ninguna manera permaneceré impasible. En mi mente se encenderá una lucecita de alarma y buscaré, incansable, hasta encontrar la mejor solución. Nunca me resignaré, mi lucha será sin tregua y siempre permaneceré a su lado, tanto cuando la vida les sonría como cuando les golpee.
Mi sonrisa será perpetua, porque ocultaré mis propios problemas y me preocuparé por resolver, con prioridad, los suyos.
En definitiva, seré aquella madre que se olvida de sí misma porque, desde que sus hijos nacieron, solo vive por y para ellos.
Si al final lo consigo o no, no lo sé. Mis padres si lo lograron.
Con este artículo quiero mostrar mi profundo agradecimiento a todos esos esforzados padres a los que debemos lo que somos y lo que, en definitiva, soñamos con ser.





viernes, 13 de enero de 2017

CONFESIONES DE UNA MADRE: VER PARA SENTIR, SENTIR PARA APRENDER

Si nos preguntásemos qué es la vida, podríamos concluir que, en sí misma, es un larguísimo aprendizaje. Cada segundo que vivimos nos proporciona una sensación ( ya sea buena o mala) y, por ende, un conocimiento al que sin duda recurriremos, con posterioridad, cuando nos toque enfrentarnos de nuevo a una situación similar.
Lógicamente, las personas de mayor edad son las que acumulan mayor sabiduría, aunque solo sea por todo el camino que llevan recorrido.
Esto es cierto, pero también es verdad que aunque ya hayan vivido mucho, cada día que se suma a su existencia es un auténtico regalo. Aún les queda oportunidad para vivir emociones nuevas e incluso, tal vez, aún más intensas si cabe.
Nuestros mayores tienen derecho a mantener viva su ilusión, a continuar disfrutando del amor, de la amistad y de la familia, porque es lo que queda indemne en el alma cuando la salud comienza a abandonar el cuerpo.
De hecho es lo más importante, lo que hace que ellos se mantengan a flote, pese a sus achaques y dolencias.
Os cuento todo esto para que comprendáis por qué para nosotras era tan importante la visita a una residencia. No se trataba solo de ir allí, entregar dos felicitaciones, cantar tres villancicos y para casa.
No, en realidad era mucho más profundo que todo eso.
El propósito de mi compañera y yo, al organizar esta actividad, era despertar la ilusión en aquellos abuelos que la tuviesen "dormida". ¿Cómo? Llevándoles alegría, acariciándoles la mano, inclinándonos a escucharles y, todo ello, con amor.
¿Se puede sentir amor por un anciano al que desconocemos? la respuesta es que sí y mucho, porque en el rostro de cada uno de ellos, podemos ver el de aquellos a los que tanto quisimos y que se fueron, aunque permanezcan para siempre en nuestro corazón.
La visita se realizó el pasado 23 de diciembre con independencia del grupo Anamo, pues la fecha propuesta por el mismo no era factible para la residencia en cuestión (Residencia Mirasierra).
Durante el desarrollo de la visita, algunos abuelos sonrieron y otros lloraron. Puede que de alegría, puede que de nostalgia, o puede que de tristeza. No estoy segura. En cualquier caso, cumplimos nuestro objetivo: despertamos emociones de cualquier tipo,pero emociones al fin y al cabo.
Esta vivencia, tan provista de una extraña mezcla entre realidad y magia, era fundamental como lección de vida y por lo tanto, ninguno de nuestros hijos, tanto mis niñas como los niños de mi compañera, podían faltar.
Ha sido una experiencia que ninguno de ellos olvidará y esperamos que, de algún modo, marque sus vidas.
No quise hacer fotos de los abuelos para respetar su intimidad, aunque sí hice algunas pensando en el mensaje que podrían transmitir. Aquí están.